La historia de estas tazas rescatadas tiene miga... y un poquito de delincuencia, no te voy a mentir.
Hace dos años nos colamos con curiosidad y alevosía en una antigua fábrica de cerámica abandonada.
Es un lugar con el acceso prohibido, en parte por nuestra propia seguridad ya que tanto los techos, como las paredes como algunos suelos no son nada estables, y corren el peligro de derrumbarse o de que te caiga un cascote encima en cualquier momento.
Pero la curiosidad fue más poderosa y allí que nos metimos, no voy a desvelar a mis compañeros de fechorías, pero no fui sola (si de aquella me seguías en Snapchat te fui contando toda la aventura con vídeos, no existían los Stories de Ig).
El lugar impresiona, no tanto por las instalaciones porque da penita verlo, si no por los restos de material abandonados a su suerte que allí había. Y eso que ya había sido saqueado en numerosas ocasiones tiempo atrás, y ya no quedaba ni una cuarta parte de lo que allí dejaron, cuando la fábrica cerró sus puertas por embargo.
Aún así, había montañas de piezas en bizcocho apiladas por todos los rincones de unas naves inmensas, palets de calcas cerámicas infestados de moho y humedad, sacos enormes de engobes, fritas, cientos de moldes inmensos... Y unos hornos cerámicos en los que podríamos caber todas juntas de pie sin problema. La verdad que la mayoría estaba bastante deteriorado, al llevar tanto tiempo abandonado a su suerte.
Todo esto te permitía hacerte una idea de lo que esa fábrica había sido en su día y la cantidad y variedad de material que producían.
Y allí estábamos deslumbradas por cada rincón que descubríamos, recorriéndolo todo como si de una excursión se tratara... Caminando por las naves, subiendo y bajando pisos con gran cuidado, saltando por ventanas, paseando por los sótanos...
Y entre medias, íbamos seleccionando algunas piezas que todavía estaban intactas, no había mucho, pero rebuscando por aquí y por allá, algo encontrabas... y es que claro, dejarlo allí era una pena.
Y es que entiéndeme, para nosotras aquello era igual que ser niña y entrar en una tienda de chuches, lo queríamos todo! La pena que estábamos limitadas, y es que solo podíamos llevarnos aquello que pudiéramos cargar, ya que el acceso a pie no es fácil y mucho menos puedes entrar con el coche...
Había todo tipo de piezas, y yo de lo que iba encontrando, seleccioné aquellas que iban más con mi estilo, tacitas, tazas, platos, un par de teteras y algunas bandejas, piezas sencillas no muy recargadas. Y también algunas láminas de calcas que me parecieron más especiales.
Tesoritos a los que pensaba darles una segunda vida.
Las piezas en bizcocho, son piezas de cerámica que han pasado por un primer horno y están listas para ser decoradas, pero que todavía no son aptas para el uso, ya que les faltaría esmaltar y una segunda cocción. Por eso los anteriores ladronzuelos no se las habían llevado, porque no era material al que le pudieras dar un uso sin disponer de un horno cerámico.
Así estaban las piezas que íbamos recogiendo y guardando envueltas con papel de periódico y mucho cuidado en nuestras bolsas, ya que cualquier golpe las podía romper.
Así estaban las piezas que íbamos recogiendo y guardando envueltas con papel de periódico y mucho cuidado en nuestras bolsas, ya que cualquier golpe las podía romper.
Y tan animadas y en nuestra salsa estábamos, que no nos percatamos que desde hacía más de una hora estábamos siendo observadas y vigiladas en la distancia... por dos agentes de la benemérita!, que alertados por los vecinos o nuestras voces, habían hecho acto de presencia.
Los hombres tenían que hacer su trabajo, así que nos riñeron un poco y nos informaron de los peligros que corríamos al estar allí, así como decirnos que el acceso estaba prohibido e invitarnos a abandonar el lugar. Habían visto nuestras bolsas con piezas, pero de eso no dijeron nada... yo la verdad que estaba tranquila, ni nos pidieron identificarnos ni nos tomaron datos, ni nada de nada, pero algunos de mis compinches se agobiaron un montón y salieron de allí tras los agentes dejando todo lo que habían recolectado.
Pero yo que voy por libre, lo interpreté de otra manera, ellos tenían que hacer su trabajo e informarnos, hasta aquí todo correcto, pero si hubieran querido que lo dejáramos todo allí, entiendo que nos hubieran invitado a acompañarles a salir con ellos o delante suya, no? pero lo que hicieron fue salir y dejarnos allí solas... así que, junto con otra compi, esperamos unos minutos a que se fueran y cargamos entre las dos todo lo que pudimos. ¡No podíamos dejar todo eso allí!
Nuestro botín, cuatro bolsas grandes de la compra (tipo carrefour) y un par de rollos enormes y pesados de calcas cerámicas. De hecho por el camino, se nos cayeron algunas cosas, y es que esas bolsas pesaban muy mucho. Y tampoco podíamos quedarnos por allí más tiempo, ya que nuestras compis se impacientaban.
Ya en casa sanas y salvas, nos repartimos las piezas, y como buenas compañeras que somos, también les dimos algunas a los demás, que con los nervios se habían ido de allí con las manos vacías... Entre eso y las piezas que no llegaron enteras, no nos quedó un mega botín, pero si algunas piezas muy especiales por lo que significan y como recuerdo de nuestra aventura.
De esas piezas de mi botín particular salen estas 4 tazas, decidí decorarlas con pigmentos, diseños florales y botánicos, pintados con pincel, las esmalté y pasaron por un segundo horno, listas ya para poder darles uso.
Has de entender que son tazas rescatadas, tienen imperfecciones y sus cosas de estar pintadas y esmaltadas a mano, por lo que son piezas irregulares y únicas. Están deseando encontrar un hogar que las aprecie, que quiera ser cómplice de esta aventura y tener en su poder una taza con historia.
¿serás tú?
¿serás tú?
4 tazas únicas, 4 diseños distintos
Con un diseño botánico y floral, pintado a mano con pigmentos, con esmalte transparente. Cocidas en horno cerámico a 1040º.
Cada una lleva una ilustración diferente y única.
Mod.1 Ramas verdes y flores rojas
Mod.2 Ramillete flor roja grande
Mod.3 Corona. Flores rojas y hojitas verdes
Mod.2 Ramillete flor grande lila
Con borde fino, ligeras y delicadas, la base no va esmaltada y tiene pequeñas imperfecciones del proceso de esmaltado y horno. Firmadas.
Están pensadas para que las uses a diario en tus desayunos, o en el té de media tarde.
Buscan resaltar la belleza de lo imperfecto.
Aptas para lavavajillas (aunque recomiendo lavarlas a mano con mimo) y microondas.
Puedes hacerte con una sola, o llevarte el conjunto con una rebajita :)
Y ahora cuéntame, ¿tú que habrías hecho, dejarlo todo allí y salir corriendo o ser un poco gamberra y llevarte el botín?
Hola, vi una foto en el club del desayuno bonito y de ahí seguí viendo las de tu instagram, encontrando todo muy bonito hasta que leo esta historia y aunque quería comprar una taza, al leer la historia me he decepcionado: has cometido una gran falta, aun a pretexto de que estaba ahí "abandonado": no te pertenecía y lo tomaste y peor aun, lucras con eso. Dijiste que la fábrica fue embargada, entonces, lo que está ahí, las piezas, también lo están. No has sido honesta al obrar así, que lamentable pero ya no encuentro tu trabajo bonito porque está sucio por esa acción ilegal e inmoral. Ojalá lo medites bien y entiendas y quizás no devuelvas las piezas pero regálalas a quien lo necesite, quien no tenga algo donde beber un té o café. Buen día
ResponderEliminarHola! hablas mucho de moralidad pero te escondes tras un anónimo, qué pena.
EliminarEntiendo tu punto de vista, pero yo no lo veo así para nada, y tengo la conciencia limpia y tranquila. Me parece muy osado por tu parte decir que mi trabajo está sucio. Es cierto que fue un acto ilegal, pero quién no ha hecho nunca una gamberrada? Esa fábrica está embargada desde hace años por un banco, y no tienen intención de hacer nada con ella. Imagino que en algún momento, demolerán lo que quede para volver a construir... Además, desde diversos lugares se solicitó que cedieran esos materiales que podían ser reutilizados a escuelas, pero no lo han hecho, y es una pena que todas esas piezas abandonadas se terminen de destruir con el tiempo, y ese trabajo se eche a perder. Para mi, como contaba en el post es como encontrarte con un tesoro abandonado, piezas abocadas a la destrucción y el olvido, rescatadas a las que les he dado una nueva vida, a las que les he sumado valor con mi trabajo y mi tiempo. Que tengas un buen día tu también
A mí me parece fantástico también que las hayas cogido. No le pertenecían a nadie ya, estaban abandonadas y había un trabajo detrás que para mí sí que merece ser rescatado. Dejar cosas sin dueño y que a nadie le importan tiradas en un lugar, formando parte de basura y no siendo usadas es como que no cumplan su cometido.
EliminarHubiese hecho lo mismo
Muchísimas gracias por tus palabras Ayatima, compartimos ideas y sentimientos :) un abrazo
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